Como siempre me suele pasar, el tiempo se me echa encima sin apenas darme cuenta, y de repente es ese momento, ese en que nos vamos, ese en que nada está suficientemente preparado, ese en que te pilla el toro y de repente dices ¿Pero cómo es posible que sea ya? ¿Dónde se han ido los días?
El tiempo que siempre te arrolla como una apisonadora sin frenos, el tiempo que se te adelanta a todas las jugadas. El tiempo no pasa despacico, me mentiste, muchachada nui...
Sea como sea, el tiempo nos empuja de cabeza a ese vertiginoso borde del trampolín donde lo único que cabe es armarse de valor y tirarse esperando lo mejor.
Vamos que nos vamos. t - 5 días. El Lunes que viene, por la noche, estaremos volando rumbo a Ciudad del Cabo. Ya no hay vuelta atrás.
Agárrate fuerte.
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