miércoles, 22 de mayo de 2013

Día 6 - Nada es imposible

"Impossible is nothing" dice el eslogan de una marca de ropa china.

Cuando hablamos con Craig, hace un montón de días, sobre la ruta que queríamos seguir, nos dijo "Lesotho es un sitio ridículo, no podéis ir allí, hay mogollón de nieve, esto es invierno" y otro montón de blablabla.

Días después repetimos conversación con Harold, en el punto G. Más de lo mismo. Allí sólo hay nieve, carreteras con piedras, blablabla.

Ayer, bueno esta mañana, con Wayne el soldador, aún más de lo mismo. ¿Lesotho? ¿Con esas ruedas? No no no no. Imposible. Allí no hay asfalto. Solo pistas con rocas así de grandes (abriendo sus manos como para abarcar el culo de un caballo), te lo digo yo. Nada nada. Nieve, mucha nieve. Y los niños te tiran piedras, ¿sabes? Y no hay asfalto allí arriba. Ninguna carretera. Y si queréis subir más vale que compréis toda la comida que vayáis a necesitar antes de entrar, porque allí no hay nada ¿eh? Y la gasolina, allí no hay gasolina, bueno es muy sucia, así que mejor llenas el depósito antes de subir. Pero de verdad que allí no hay nada, y con estas ruedas es imposible.

Vaya mierda de país, pensará cualquier incauto que se atreva a escuchar estas palabras.

El caso es que el martilleo era constante, todo el mundo repetía la misma cantinela: allí no tienen carreteras, hace un frio horrible, solo hay nieve y los niños te tiran piedras al pasar porque quieren que les des caramelos o dólares, una de dos.

Osados, intrépidos, inconscientes, ignorantes e incautos. Así somos. Dos capullos que deciden ignorar las constantes advertencias de decenas de blanquitos oxidados en sus ciudades de apartheid. Y se lanzan contra toda lógica a cruzar la frontera de ese país tan incivilizado que (fíjate) aún montan a caballo, y llevan mantas encima, y usan burros y cosas así.

Hace un par de años tuvimos nuestra primera experiencia con aquel montón de cosas que no se podían hacer según todas las guías, que resultó ser un montón de caca de la vaca. Entonces cruzábamos Laos para llegar a Tailandia donde no se podía circular sin seguro. Todo fue una patraña. Todo, absolutamente todo.

Laos. Lesotho. Creo que tienen más en común que la simple inicial del nombre del país.

Estamos en Roma, un villorio de pacotilla cerca de Maseru, la capital. Aproximadamente a unos 80km del paso fronterizo por el que hemos cruzado, creemos que los primeros seres humanos en un par de días.

El recuento actual es de cero piedras de niños, cero centímetros de nieve, 80 de los 87km por carretera perfectamente cuidada, unas 8 gasolineras y ninguna roca en el camino más grande que un puño.

En cambio el número de sonrisas asciende a varios cientos de ellas. Donde quiera que vamos marabuntas de niños corren persiguiendo un saludo desde la moto, gritando para llamar nuestra atención y moviendo la mano de un lado a otro frenéticamente con el único objetivo de decir hola. Las únicas cosas que nos lanzan son sonrisas. Gritos de "hey mister" o "hey rastaman!" y buenas vibraciones. Vuelve esa sensación de Laos de que está repleto de niños y que sólo quieren saludarte y tener algo que contar a los amigos. Es impresionante la cantidad de niños de aparentemente menos de 12 años que se ven por el camino.

Curiosamente no ha sido hasta llegar a Lesotho que hemos tenido ocasión de interactuar con negros más de los 2 minutos que tardan en llenar los depósitos en las gasolineras. Todos los sitios donde hemos estado hasta ahora estaban regentados por blancos, como decía ayer ellos siguen siendo los propietarios, y los negros siguen mirándote desde abajo cuando les hablas. Es sólo otro tipo de esclavitud. Pero en Lesotho no hay blancos, salvo turistas y algún que otro sudafricano loco que se ha venido a trabajar aquí. Pero yo no los he visto. Y no es sorprendente que ahora que llegamos a conocerlos y a tener la ocasión de tratar con ellos son gente encantadora que disfrutan de una buena charla, curiosean sobre mis rastas y sobre nuestro viaje, y se parten el culo escuchando nuestras historias sobre lo que los sudafricanos nos han contado de Lesotho. "Están locos esos sudafricanos".

Lesotho es un país super agradable  con paisajes de infarto y sin ninguna complicación.

Lesotho es imposible.

Imposible es nada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario