sábado, 25 de mayo de 2013

Día 10 - Ñau (Não)

Nos levantamos pronto pensando que seria una buena idea para cruzar dos fronteras en un mismo día. Objetivo: llegar a Maputo, capital de Mozambique esta noche. La ruta nos marca unos 300 y poco kilómetros, pero ya sabemos que con dos fronteras puede ser un mundo.
Recorremos los 20km que nos separan de Swaziland por una carretera sembrada de boquetes atravesando más y más bosques de... Bueno, de esos árboles muy altos con troncos delgados y perfectamente rectos... ¿sabes cuáles digo? Yo tampoco. He descubierto que soy un inculto total en cuanto a vegetación y no sabría nombrar más árbol que un pino. Bueno pues eso, bosques hasta la frontera.
Entrar en Swaziland es super fácil, los tramites apenas duran un suspiro y la gente es super agradable y te ayudan. ¡Tenga una buena estancia en Swaziland! Y ala, allá que vamos.
Swaziland nos ha dado para tres cosas:
La primera, ha sido otro más de esos ejemplos de cómo los prejuicios no valen una mierda y se desvanecen en cuanto viajas. Uno lee los Wikipedia, Wikitravel y wikileches y piensa que se va a encontrar un país echo una mierda, con nada de nada excepto jóvenes huérfanos sidosos pidiendo limosna por la carretera, qué digo, el camino, y ya.
La realidad nos pone ante las narices un país relativamente limpio, con carreteras perfectamente decentes, con un montón de coches modernos rodando por ellas... La gente parece ocupada en ir de un sitio a otro y, sí, se dedicarán mayormente a la agricultura, pero parece que tienen dedicación. Ni una sola persona en nuestro camino está tirada viendo el mundo pasar.
Atravesamos la ciudad de Manzini que resulta ser una gran urbe con mogollón de actividad, mercados, centros comerciales al más puro estilo occidental, pantallas gigantes en plazas y una jodida autopista petada de tráfico. Pero bueno, ¿aquí no se estaban muriendo todos de hambre? O estos coches son MUY baratos, o esta gente tiene más de un dólar al día.
La segunda, Swaziland es un país anodino. Durante nuestro periplo por él buscamos algún sitio decente para parar, algo que mereciese la pena retratar en fotos. Pero lo cierto es que no había nada particularmente interesante.
La tercera y más importante, dos veces durante nuestro viaje nos cruzamos con... ¡el coche de Google Street View! ¡Yuju! ¡Mamá, voy a ser famoso! Tenemos (más o menos) localizadas las coordenadas de dónde nos cruzamos con él, habrá que ver si nos han sacado :)
Y así, atravesando 80 aburridísimos últimos kilómetros en perfecta línea recta por plantaciones de azúcar, llegamos por fin, a medio día, a la frontera con Mozambique.
Las fronteras son un sitio estupendo para aprender cosas. Por ejemplo, cuando cruzas la tierra de nadie y llegas a Mozambique, y dos tipos te meten prisa y te piden tus papeles para agilizar, sospecha. Te intentan pillar a contrapié, que no te de tiempo a darte cuenta de qué está pasando. Llegas, pin, pan, dame, toma, yeah, tamos.
Oh, por cierto, necesitas comprar un seguro. Son 200 rand. No, tronco, no necesito seguro, ya tengo uno. Oh bueno vale. Pero nos tienes que pagar 200 rand por los formularios esos que te van a permitir circular por cualquier sitio en Mozambique. ¿Cómo? Vamos a ver, ya he pagado la visa, y en ningún sitio me han pedido un pavo más. Ya, claro, pero eso es porque yo he hecho el papelillo blanco por ti y son 200 rand. Mmmm no me lo creo. Espera, espera, que te traigo al oficial que te lo explica.
El oficial de turno, por supuesto, dice que sintiéndolo mucho su inglés es caca y no entiende lo que dices. Pero ¡no contaban con mi astusia! Ni con mi Portuñol. En portugués guarro le pregunto al oficial que si el papel tiene precio y le explico que estos tipos me quieren robar 200 rand. El oficial pone una medio sonrisa de lado, les mira con cara de lo siento chicos y me dice que efectivamente no debemos nada y podemos irnos. ¡Olé olé, mi portuñol ha servido de algo!
Pasamos finalmente la última barrera, estamos en Mozambique. Y en seguida ves que has cambiado a otro país.
Mozambique es por fin algo parecido a África. O a lo que esperábamos de ella.  Los edificios que rodean la carretera están medio derruidos, todo parece viejo y afectado por décadas de conflictos. La frontera esta repleta de ex soldados locos y borrachos, y buscavidas. El paisaje cambia totalmente y toma un color rojizo.
En seguida ves que los coches aquí son mucho más viejos y están destartalados, a excepción de aquellos con matrícula, ironía, de Swaziland.
Pronto llegamos a Maputo, ciudad inmensa con un inmenso problema de tráfico, y recorrer los últimos 3 kilómetros nos lleva casi una hora. Pero por fin entramos a la ciudad cuyas calles llevan todas nombres de dirigentes comunistas. Y allí en la esquina de Salvador Allende con Mao Tse Tung, encontramos el backpackers Fátima, recomendado en todas las guías, pero con Internet de pago. Y petado de españoles, por cierto. Parece que nos va a costar encontrar acceso a Internet decente. Por el momento tendrás que vivir con las historias en diferido.
Mozambique nos espera, largo, hacia el norte. Seguiremos la costa hasta Beira antes de volver al interior hacia Malawi.
Bon día!

No hay comentarios:

Publicar un comentario