Lo malo de escribir de noche tras un día de paliza en moto es que a menudo me quedo dormido, móvil en mano, para descubrir a la mañana siguiente que (divertidamente) mi texto está lleno de teclas al azar o (aún más divertidamente) palabras inconexas ligeramente relacionadas con algún sueño. O en otras ocasiones (para mi cabreo), como esta mañana, que el texto escrito se ha perdido por completo después de una hora o dos escribiendo.
Así que me temo que tendré que hacer resúmenes como esos de los vídeos protagonizados por conejos animados que te cuentan la trama de una peli en un minuto (google: pulp fiction 1 minute).
Mierda de tecnología...
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